lunes, 14 de noviembre de 2022

ANÁLISIS DEL "ULISES" DE JOYCE (I): CURSO UBU SOBRE ESCRITURA DIGITAL

 


    Joyce quería escribir una narración breve para incluirla en Dublineses sobre un judío llamado Hunter que, se rumoreaba, tenía una esposa infiel. Esta historia nunca fue escrita, pero la idea permaneció con él y se convirtió en el germen de lo que sería luego su obra maestra, Ulises, que, con la ayuda de defensores tales como Harriet Shaw Weaver y Ezra Pound, comenzó a publicarse por entregas en The Little Review en el año 1918. 

    Todo el mundo implicado en el proyecto supo que habría dificultades con la censura: en febrero de 1921 The Little Review fue acusada de publicar obscenidades, sometida a juicio en Nueva York y la publicación por entregas se interrumpió. La prohibición de la obra en EE.UU. no sería levantada hasta 1933. 

    A pesar de esto, 1921 fue el año en que Joyce anunció en una carta a su amigo Frank Bugden que Ulises estaba terminado. La primera edición en forma de libro fue publicada por Shakespeare & Company, la librería parisina de Sylvia Beach, el 22 de febrero de 1922. Se publicó una edición adicional de 2.000 ejemplares en Inglaterra, pero los ejemplares de una segunda edición de 500 fueron confiscados por la Folkestone Customs Authorities en 1923 y se prohibieron las ediciones sucesivas. 

  

    Esta situación duró hasta 1936, cuando The Bodely Head sacó una edición limitada de 1.000 ejemplares, seguida por la primera edición no limitada de 1937. El libro estuvo siempre rodeado por la controversia, sin embargo, y pasó mucho tiempo antes de que su fama disminuyera: en fecha tan tardía como la década de los setenta del siglo XX, Ulises sólo podía encontrarse en las bibliotecas públicas inglesas si se pedía al bibliotecario: se consideraba demasiado incendiario para los estantes con el resto de las obras.  


    Si los primeros treinta años de discusión sobre Ulises lo fueron sobre su supuesta obscenidad y carácter blasfemo, el resto de los debates atañen a la precisión textual y a la interpretación. Existían listas de correcciones a los folios mecanografiados, reclamaciones y contrarreclamaciones sobre la precisión de las distintas ediciones. Ocasionalmente estos debates llegaban a los medios de comunicación, pero por lo general han sido territorio de eruditos, de los herederos de Joyce y de los albaceas de su herencia. En este contexto, podemos entender las palabras proféticas del propio Joyce, a propósito de Ulises: “He puesto tantos enigmas y misterios que los académicos estarán entretenidos durante siglos debatiendo lo que quise decir; ése es el único modo de asegurarse la inmortalidad”. 

    Pero podemos dudar, sin embargo, que previera convertirse en una atracción turística o que todos los años en cada Bloomsday, el 16 de junio, los entusiastas se encontraran en Dublín para seguir los pasos de Leopold Bloom, comiendo los platos de los que da cuenta en Ulises y escuchando conciertos mencionados en la obra. Además de estas celebraciones más frívolas, se vienen organizando simposios sobre James Joyce desde los años setenta en ciudades tales como París, Dublín, Zurich y Trieste. Se publica un james Joyce Quarterly. Los debates contemporáneos conciernen a objeciones formuladas por los herederos contra lecturas de Ulises difundidas por Internet, y protestas sobre una película que se estrenó en Dublín en el año 2000, basada en la biografía de Nora Joyce (Nora Bernacle) que Brenda Maddox publicó en 1988.

 

sábado, 18 de octubre de 2014